José Luis Alonso Marchante, narra cómo José Menéndez, inmigrante
asturiano, junto a otros pioneros, se apoderó de manera fraudulenta de
miles de hectáreas en la Patagonia chilena y argentina. Además el libro
da cuenta de cómo Menéndez participa en el exterminio de los pueblos
originarios de Tierra del Fuego. “El genocidio ocurrido en la Patagonia
es parte de la historia de Chile y debe ser develado totalmente ante los
ojos de los chilenos, incluso ser parte de las materias escolares”,
afirma Alonso.
José Menéndez y Mauricio Braun |
Anne Chapman en su obra “Los Selknam de Tierra del Fuego” denuncia a José María Menéndez Menéndez como el principal exterminador del pueblo Selknam originario de Tierra del Fuego. |
¿Cómo nace tu interés por la historia de la Patagonia?
Siempre me han interesado los temas de la inmigración. Cuando viajé a
Buenos Aires la primera vez, fui al Centro Asturiano (yo soy asturiano y
mi esposa argentina), donde me encontré con un busto de José Menéndez
que tiene una placa que dice que había sido el iniciador del progreso
económico en la Patagonia. Me intrigó muchísimo el personaje. Me
preguntaba cómo alguien puede salir de una aldea rural sin contar con
nada de fortuna y luego convertirse en una persona poderosa. Poco a poco
fui siguiendo su historia, que es la que entrego en este libro.
¿Cómo español, cuál era tu visión de la Patagonia?
Para nosotros, los europeos, la Patagonia es un lugar legendario con
un paisaje fascinante ubicado prácticamente en el fin del mundo. Es un
lugar mítico. Yo tenía la imagen de los exploradores, por ejemplo de
Hernando de Magallanes que en 1520, al recorre por primera vez el
estrecho que hoy lleva su nombre, vio aquellos fuegos que hacían los
selk’nam para avisarse entre ellos de que algo estaba sucediendo. Esa
era mi imagen de la Patagonia.
Sí, hubo una cacería de indígenas en Tierra del Fuego, los que fueron rematados en el centro de Punta Arenas como si se tratara de un mercado de esclavos. |
¿Sabían en Europa del exterminio de los indígenas?
Bueno, todo el mundo conoce perfectamente como los pueblos autóctonos
de América fueron víctimas de la colonización europea desde su
comienzo. Pero lo que a mí me sorprendió mucho de la Patagonia fue que
allí el exterminio se había producido en épocas muy recientes. No
estamos hablando de 1500 o 1600 sino que de finales del siglo XIX y
comienzos del XX. O sea, es como decir, en términos históricos, esto
ocurrió ayer. Esta situación no la conocía. Fue una triste sorpresa,
sobre todo cuando empiezo a investigar la vida de José Menéndez y su
participación en las masacres de los pueblo originarios, que es un tema
sobrecogedor.
¿Das a conocer testimonios o documentos inéditos?
Claro que sí, para mí era muy importante traer a colación, compilar
de algún modo, los testimonios contemporáneos. Por ejemplo, con respecto
el exterminio de los selknam de Tierra del Fuego, traigo al libro el
testimonio de los Salesianos. Ellos tenían una Misión que estaba al lado
de las estancias de José Menéndez y cuando salían de la Misión no era
raro encontrarse con selknam muertos por tiros de rifle. Creo que esos
testimonios son importantes. En cuanto a las condiciones de los peones
que trabajaban en las estancias, tema que también me interesa mucho, lo
que hago es extraer los testimonios de los militares y de la policía,
que eran muy poco sospechosos de simpatizar con los peones, pero que sin
embargo se asombraban de las condiciones tan duras en las que éstos
trabajaban.
¿Tuviste oportunidad de conversar con descendientes directos de Menéndez u otros estancieros?
Me he contactado con descendientes de los Menéndez asturianos, con la
familia que quedó en España. Luego he obtenido un testimonio que
considero de mucho valor. José Menéndez tenía en su estancia de Tierra
del Fuego, Primera Argentina, un capataz escocés llamado Alexander Mac
Lennan, apodado “Chanco Colorado”, de infausta memoria en la población
de Punta Arenas, porque todo el mundo sabe fue un cazador de indios, y
él mismo lo reconocía. Pude conversar con un bisnieto de Mac Lennan en
la Tierra del Fuego argentina. Y me sorprendió mucho al decirme que
gracias a lo que había hecho Menéndez y los demás estancieros hoy en día
no existen en Tierra del Fuego los problemas de reclamos de pueblos
indígenas que sí existen en otros lugares de Argentina y de Chile.
Imagínate que cosa más sorprendente y lamentable.
¿Entonces los descendientes no asumen ningún compromiso con la verdad histórica?
No lo hacen. Osvaldo Bayer, historiador argentino, se entrevistó no
hace muchos años con el dueño de la La Anónima, que fue como se conoció
la compañía que en 1908 fundó José Menéndez junto a su yerno Mauricio
Braun, cuando Bayer le planteó a Federico Braun que podrían por lo menos
realizar un acto de desagravio por el exterminio, éste respondió que él
había nacido el año cuarenta y tantos y no tenía nada que ver con esas
cosas que se decían. Esto contrasta con empresas como Mercedes o Bayer
en Alemania, que emplearon trabajadores esclavos y hoy sustentan museos y
fundaciones para dar a conocer esa época oscura de su historia
empresarial. Es decir, esa responsabilidad existe. Es muy importante
rescatar la memoria histórica.
En cuanto a la Congregación Salesiana, al parecer su rol fue
bastante controvertido ¿Qué papel jugaron realmente en los sucesos
relacionados con los indígenas?
Los salesianos llegaron a tener en isla Dawson un aserradero y
exportaban madera a las islas Malvinas. En estas tareas los salesianos
empleaban a los indígenas. Los primeros salesianos establecieron
misiones evangelizadoras en Tierra del Fuego y fueron muy críticos con
los terratenientes. Realmente trataron de proteger a los indígenas y a
la vez evangelizarlos, pues pensaban que eso los ayudaba. Pero hay un
momento en que se entregan al poder económico de los estancieros, y la
siguiente generación de salesianos está completamente subordinada a la
voluntad de los hacendados. Es entonces cuando se escribe una historia
favorable a los estancieros como forjadores del progreso en la
Patagonia. Estos salesianos se convirtieron en defensores de esa
historia manipulada.
De acuerdo a tus investigaciones ¿Cuánto de culpa tuvieron los gobiernos de Chile en el genocidio?
Mucha. Las leyes de colonización chilenas y argentinas, que he
estudiado en detalle, establecían como límite 30 mil hectáreas para ser
entregadas en arriendo a los colonos, porque la intención que se tenía
sobre el papel era que llegaran los inmigrantes europeos a instalarse
con pequeñas estancias ganaderas, que es por ejemplo lo que pasó en
Australia, pero Menéndez, Braun y otros, lo que hacen es conseguir que
los gobiernos chileno y argentino se salten sus propias legislaciones
para obtener más tierras, pertenecientes obviamente a su habitantes
originales. José Menéndez se movía en los pasillos del Congreso de
Santiago y Buenos Aires con muchísima habilidad y dinero, llegando a
tener en nómina a gobernadores de la Patagonia. En el caso de Chile a
Mariano Guerrero Bascuñan, que cuando dejó de ser delegado de gobierno
en Magallanes se fue a Santiago y trabajó para los estancieros. En
Argentina con Carlos Moyano, que fue gobernador de Santa Cruz, pasó lo
mismo. Eran conseguidores de tierra. Existe una responsabilidad absoluta
de los gobiernos, pues permitieron toda clase de tropelías.
¿O sea que los gobiernos estaban totalmente al tanto de los crímenes?
Los gobernadores que llegaban a Punta Arenas lo hacían de buena
voluntad y a su arribo se encontraban con dos clases de injusticias:
acaparamiento de tierras y exterminio de indígenas. Entonces, qué
ocurre, que las protestas iniciales se transformaban al poco tiempo en
colaboración directa con los terratenientes, todo gracias al dinero y la
influencia de Menéndez en el Congreso. El dinero tiene la virtud de
acallar las críticas.
Entiendo que incluso hubo episodios de esclavitud
Sí, hubo una cacería de indígenas en Tierra del Fuego, los que fueron
rematados en el centro de Punta Arenas como si se tratara de un mercado
de esclavos. Esto ocurrió en 1895, en una época en que en Chile no
existía la esclavitud, pues había sido abolida muchísimos años atrás.
Fue algo infame para la historia de la ciudad. El episodio fue
denunciando en la época y lo que traigo a colación en el libro son
testimonios contemporáneos. De hecho se hizo un juicio que al final, por
influencia de los estancieros, se sobreseyó.
¿Cómo asumen hoy los magallánicos la historia del exterminio?
Estuve allá en 2009 y 2011, recorriendo Tierra del Fuego y Punta
Arenas. También estuve en la Patagonia argentina. Yo diría que en Punta
Arenas hay una distancia bastante grande en relación a la forma que se
cuenta la historia oficial en el lado argentino. En Argentina a nadie se
le ocurriría poner a una calle José Menéndez o Mauricio Braun. En
cambio en Punta Arenas todo el centro de la ciudad está orientado a
apuntalar la memoria de esos pioneros, una memoria monolítica. Allí se
observan algunos de sus palacetes. Finalmente aquellas familias
perdieron todo interés en Punta Arenas y se instalaron en Buenos Aires o
en Santiago, donde era mucho más fácil seguir a sus compañías o a sus
sociedades. Entonces me sorprendió esa visión histórica oficial en Punta
Arenas, porque contrasta con la opinión de los ciudadanos comunes y
corrientes, que tienen muy claro que existe una historia impuesta. Los
estancieros no sólo se apropiaron de tierras y asesinaron a los pueblos
originarios, sino que también afectaron profundamente la flora y fauna
de la región.
Un poco de historia
“El momento propicio para retomar lo que para sus descendientes [de
José Menéndez] debía ser un merecido homenaje a quien contribuyó
decisivamente al progreso de la región, va a llegar en 1975, durante la
criminal dictadura de Chile responsable de asesinatos, secuestros y
torturas. Ese año se celebraba en Punta Arenas el centenario de la
llegada de José Menéndez, organizándose una serie de actos en los que
participarán dos de sus más ilustres nietos, el historiador Armando
Braun Menéndez y el escritor Enrique Campos Menéndez. Este último,
estrecho colaborador del gobierno militar, logrará que el sanguinario
dictador promulgue una ley que supone el cambio de nombre de la calle
Valdivia, que a partir de entonces se llamará calle José Menéndez. Se
trata del decreto nº 1040 promulgado en Santiago el 27 de mayo de 1975 y
que fue publicado en el Diario Oficial de la República de Chile del 6
de junio. Lleva la firma de Augusto Pinochet Ugarte, general de
ejército, dictador de Chile”. El 2015 se cumplirán 140 años de la
llegada de Menéndez a la Patagonia, sería de justicia anular el decreto
del dictador y rebautizar la calle con el nombre de alguno de los
pueblos originarios que José Menéndez se empeñó en exterminar.