lunes, 21 de septiembre de 2009
" CoN QuEvEdO, En PrImAvErA "
miércoles, 16 de septiembre de 2009
" La NoChE De LoS LaPiCeS "

















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viernes, 11 de septiembre de 2009
" DiA DeL MaEsTrO "



¿A quién no le han machacado en la edad escolar cuando uno prefería quedarse en la cocina junto a las tortas y al maíz frito en los días lluviosos, conque Sarmiento nunca faltó a clase así lloviera, nevara o se desataran huracanes?
Lo dice el mismo niño modelo en Recuerdos de Provincia: “Desde 1816, fecha en que ingresé en la escuela de primeras letras, la Escuela de la Patria, a la edad de cinco años, asistí a ella durante nueve regularmente, sin una falta”.
Esta es una de las virtudes del niño modelo que más ha torturado a la infancia argentina hasta la aparición de la nueva ola de niños malos (“revisionistas”). “¡Nueve años sin una falta a la escuela de primeras letras!”, comentan estos malvados. Y agregan ante el contrito magisterio: “¡Flor de burro el tal niño modelo para pasarse nueve años aprendiendo las primeras letras! ¡Y después lo critican a uno si repite el grado!”.
Conviene poner las cosas en su lugar.
El mismo niño modelo nos dice que en 1821, a los seis años de su ingreso en la escuela de primeras letras fue llevado al Seminario de Loreto de Córdoba, con lo que los nueve años de asistencia perfecta que nos cuenta quedarían reducidos a seis.
¿Volvió el niñito modelo a la escuela primaria por tres años después del rechazo en el Seminario?
Es indiscutible que una asistencia escolar perfecta de seis años a la escuela de primeras letras es una dosis excesiva hasta para un niñito un poco tarado. Mucho más si se trata de nueve. Y Sarmiento era un niño precoz. También lo dice en Recuerdos de Provincia cuando relata que ingresó a la escuela a los cinco años “sabiendo leer de corrido, en voz alta, con las entonaciones que sólo la completa inteligencia del asunto puede dar”.
Con esto se derrumba la leyenda de los nueve años de asistencia perfecta, pero también la pretensión vengativa de los niños malos (revisionistas) que sostienen que era un burro. Ni un burro ni asistencia perfecta. Un niño cualunque; pero más bien aventajado, pues siempre fue el primero de la clase.
Don Leonardo Castellani, que es fraile y conoce mucho a los chicos, dice que “el chico que nunca se hizo la rabona es sospechoso”. En general todos los chicos afirman, como Dominguito, que nunca “se la hicieron”, pero conviene desconfiar.
(Zoncera N ° 17 del libro "Manual de zonceras argentinas" de Arturo Jauretche.)
* Fuente : http://www.elhistoriador.com.ar/

miércoles, 9 de septiembre de 2009
" A 27 AñOs DeL MaDrYnAzO "
... Ante el arribo de los "yankees", el pueblo madrynense, que aún conservaba las heridas de una guerra que en la Patagonia había calado hondo, se movilizó espontáneamente, salió de sus casas para congregarse en la Plaza San Martín y desde allí, entonando el Himno Nacional Argentino peregrinó por las calles de la ciudad hacia el Muelle Storni. Los manifestantes, envalentados con pancartas que rezaban: "yankees go home" y banderas argentinas, marcharon por miles cantando "pueblo, coraje, al yankee dale raje" con una única misión, repudiar a las naves estadounidenses y echarlas del muelle. Daniel Arripe, que en ese momento era Jefe de Informativo de LU 17 y reportero de DIARIO EL CHUBUT, recuerda que: "el Madrynazo comenzó a gestarse a raíz de las informaciones que aparecieron en los medios diez o quince días antes, en las cuales se expresaba que naves de la flota estadounidense, se encontraban en la zona y habían solicitado autorización para ingresar a Puerto Madryn a reabastecerse de combustible". Arripe relata que ese fue el puntapié inicial para organizar la movilización, "empezaron a celebrarse reuniones en el Gimnasio Municipal, en las que convergían entidades intermedias y vecinos, algunos de los cuales tenían militancia política, y ya se comenzaban a ver los primeros carteles que decían Fuera a los yankees" ...