lunes, 22 de febrero de 2010

" AnToNiO MaChAdO "

UN DIA COMO HOY NOS ABANDONABA
EL GRAN POETA
ANTONIO MACHADO....!!!!

SIGUE VIVO EN SUS VERSOS...!!!



Antonio Cipriano José María Machado Ruiz nacio en Sevilla, el 26 de julio de 1875 - fallecio en Collioure, Francia, el 22 de febrero de 1939, genial poeta español, miembro tardío de la Generación del 98, cuya obra inicial suele inscribirse en el movimiento literario denominado Modernismo.
Fue uno de los miembros más representativos de la denominada "Generación del 98".
Antonio Machado fue el segundo de cinco hermanos de una familia liberal; el mayor, Manuel, trabajó junto a Antonio en varias obras.
Su padre, Antonio Machado Álvarez, "De
mófilo", amigo de Joaquín Costa y de Francisco Giner de los Ríos, publicó numerosos estudios sobre el folclore andaluz y gallego. Su madre se llamaba Ana Ruiz.
Su abuelo, Antonio Machado Núñez, e
ra médico y profesor de Ciencias Naturales. En 1883, su abuelo fue nombrado profesor de la Universidad Central de Madrid y toda la familia se traslada con él a dicha ciudad.
Antonio Machado completa entonces su formación en la célebre Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos.
En 1889 empieza sus estudios de bachillerato, primero en el instituto San Isidro y después en Cardenal Cisneros. Es en esa época cuando se aficiona al teatro junto a su hermano, y comienza a asistir a las tertulias.
Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muerte de su padre por tuberculosis en 1893 y su abuelo, tres años más tarde.
El influjo familiar y su centro de estudios m
arcaron su camino intelectual. Por aquella época, conoce a Valle-Inclán en una tertulia. Trabaja en la parte de los verbos, en el Diccionario de ideas afines. En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano el poeta Manuel, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de traductor para la Editorial Garnier.
Allí entrará en contacto con, Oscar Wil
de y Pío Baroja y asiste a las clases del filósofo Henri Bergson, que le impresionan profundamente. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller. En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Darío. De vuelta a Madrid entabla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903). En 1907 publica "Soledades", "Galerías y Otros poemas", una versión ampliada de "Soledades", y gana el concurso al puesto de catedrático de francés.
Elige la vacante del instituto de Soria, donde entabla amistad con Vicente García de Diego que era catedrático de l
atín y griego del mismo instituto. Conoce a Leonor Izquierdo, que trabajaba en casa de Vicente García de Diego, con la que se casará tres años después; teniendo ella 15 y él 34 años. En 1911 viajará a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios.
Leonor cae enferma de tuberculosis y muer
e en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre dedicado a la enseñanza y al estudio. Durante siete años, hasta 1919, el poeta enseña Gramática Francesa en el Instituto de Bachillerato instalado en la Antigua Universidad baezana.
En 1912 publica "Campos de Castilla", obra en la que el autor se separa de los rasgos modernistas que presentaba su obra "Soledades" y del intimisimo hacia el que había evolucionado en "Soledades",
galerías y otros poemas, acercándose a las inquietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98; en efecto, ha mantenido una amplia correspondencia epistolar con Miguel de Unamuno y algunas de sus ideas se reflejan en este libro. En Baeza, en 1917, conoce a Federico García Lorca, con el que entabló gran amistad.
En 1919 se traslada a Segovia, donde encontrará un ambiente cultural más acorde con sus gustos y comenzará a participar en las actividades de la reciente Universidad Popular, que tiene como objetivo la extensión de la cultura a los sectores sociales tradicionalmente más apartados de ella.
Así, fue profesor de francés en el Instituto
de Segovia, donde conoció a Mariano Quintanilla. Continuará hasta 1932. En 1932 se le concede un puesto de profesor en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid. Escribe textos en prosa que luego serán publicados con los seudonimos de Juan de Mairena y Abel Martín. Por entonces corteja a una dama casada, Pilar Valderrama, que en los versos de"Nuevas cancione"s (1924), su último libro de poesía, progresivamente ampliado, como los otros, aparece bajo el nombre de Guiomar. Siente un gran interés por la Filosofía y se licencia en esta materia en la Universidad Central.
Con el estallido de la Guerra Civil Española marcha a Valencia.
Allí Vivió en la localidad de Rocafort desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1938. En 1937 publica "La guerra".
Entre 1937 y 1939, Machado publica un total de 26 artículos en "La Vanguardia" ,que en aquella época era el órgano de expresión del gobierno de la República y en el cual escribian los más destacados intelectuales y escritores que apoyaron la causa republicana.
A finales de enero de 1939, y ante la inminente ocupación de la ciudad, sale de Barcelona. Tras unos primeros días en Raset (Girona), pasa su última noche en España, la del 26 al 27 de enero, en Viladasens.
En la tarde del día 28 llega finalmente a Collioure (Francia), en donde muere el día 22 de febrero en el Hotel Bougnol-Quintana. Tres días despues, fallece su madre. En el bolsillo de su abrigo se encuentra un último verso:

"Estos días azules y este sol de la infancia".


En febrero de 2010, la especialista en Machado Monique Alonso, hizo público que poco antes de morir el poeta la Universidad de Cambridge le había enviado una carta ofreciéndole un puesto en su rectorado. La carta llegó a Coillure al día siguiente de su entierro.


" A UN OLMO SECO "

Al olmo viejo,
hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril
y el sol de mayo,
algunas hojas verde le han salido.

Antes que te derribe,
olmo del Duero,

con su hacha el leñador,
y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yu
go de carreta;
antes que,
rojo en el hogar,
mañana
ardas,
de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,

olmo,
quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.



" A LA MUERTE DE RUBEN DARIO "

Si era toda en tu verso la armonía del mundo,

¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?

Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,

corazón asombrado de la música astral,

¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno

y con las nuevas rosas triunfantes volverás?

¿Te han herido buscando la soñada Florida,

la fuente de la eterna juventud, capitán?

Que en esta lengua madre
la clara historia quede;
corazones de todas las Españas, llorad.

Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,

esta nueva nos vino atravesando el mar.

Pongamos, españoles, en un severo mármol,
su nombre,
flauta y lira, y una inscripción no más:
Nadie esta lira pulse,
si no es el mismo Apolo,
nadie esta flauta suene,
si no es el mismo Pan.



" A ORILLAS DEL DUERO "

Mediaba el mes de julio.
Era un hermoso día.

Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,

buscando los recodos de sombra, lentamente.

A trechos me paraba para enjugar mi frente
y
dar algún respiro al pecho jadeante;

o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelante

y hacia la mano diestra vencido y apoyado en un bastón,
a guisa de pastoril cayado,

trepaba por los cerros que habitan las rapaces
aves de altura,
hollando las hierbas montaraces
de fuerte olor
¿romero, tomillo, salvia, espliego?.

Sobre los agrios campos caía un sol de fuego.

Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo

cruzaba solitario el puro azul del cielo.

Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,

y una redonda loma cual recamado escudo,
y cárdenos alcores sobre la parda tierra

¿harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra?,

las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero

para formar la corva ballesta de un arquero
en torno a Soria.
¿Soria es una barbacana,
hacia Aragón, que tiene la torre castellana?.
Veía el horizonte cerrado por colinas
oscuras,
coronadas de robles y de encinas;

desnudos peñascales,
algún humilde prado
donde el merino pace y el toro,
arrodillado
sobre la hierba, rumia;
las márgenes de río
lucir sus verdes álamos al claro sol de estío,
y, silenciosamente, lejanos pasajeros, ¡tan diminutos!
¿carros, jinetes y arrieros?,

cruzar el largo puente,
y bajo las arcadas
de piedra ensombrecerse
las aguas plateadas
del Duero.
El Duero cruza el corazón de roble
de Iberia y de Castilla.
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;

decrépitas ciudades, caminos sin mesones,

y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van,
abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos,
Castilla, hacia la mar!

Castilla miserable, ayer dominadora,

envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.

¿Espera, duerme o sueña?
¿La sangre derramada
recuerda,
cuando tuvo la fiebre de la espada?

Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;

cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.

¿Pasó?
Sobre sus campos aún el fantasma yerta

de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.

La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,

madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.

Castilla no es aquella tan generosa un día,

cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía,

ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,

a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;

o que, tras la aventura que acreditó sus bríos,

pedía la conquista de los inmensos ríos
indianos a la corte,
la madre de soldados,
guerreros y adalides que han de tornar,
cargados
de plata y oro, a España, en regios galeones,
para la presa cuervos, para la lid leones.

Filósofos nutridos de sopa de convento

contemplan impasibles el amplio firmamento;

y si les llega en sueños, como un rumor distante,

clamor de mercaderes de muelles de Levante,

no acudirán siquiera a preguntar
¿qué pasa?

Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.

Castilla miserable, ayer dominadora,

envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.

El sol va declinando.
De la ciudad lejana
me llega un armonioso tañido de campana
¿ya irán a su rosario las enlutadas viejas?.

De entre las peñas salen dos lindas comadrejas;
me miran y se alejan, huyendo, y aparecen de nuevo,
¡tan curiosas!...
Los campos se obscurecen.

Hacia el camino blanco está el mesón
abierto
al campo ensombrecido y al pedregal desierto.

((( AuDiO )))