lunes, 21 de septiembre de 2009

" CoN QuEvEdO, En PrImAvErA "


Todo ha florecido en estos campos,

manzanos,

azules titubeantes,

malezas amarillas,

y entre la hierba verde viven las amapolas ...


... El cielo inextinguible,

el aire nuevo de cada día,

el tácito fulgor,

regalo de una extensa primavera ...


... Sólo no hay primavera en mi recinto ...


... Enfermedades,

besos desquiciados,

como yedras de iglesia

se pegaron a las ventanas negras de mi vida

y el sólo amor no basta,

ni el salvaje y extenso aroma de la primavera ...


... Y para ti qué son en este ahora la luz desenfrenada,

el desarrollo floral de la evidencia,

el canto verde de las verdes hojas,

la presencia del cielo con su copa de frescura ?


... Primavera exterior,

no me atormentes,

desatando en mis brazos vino y nieve,

corola y ramo roto de pesares,

dame por hoy el sueño de las hojas nocturnas,

la noche en que se encuentran los muertos,

los metales,

las raíces,

y tantas primaveras extinguidas

que despiertan en cada primavera ...


.:. .:.:. .:.:.:. PaBLO NeRuDa .:.:.:. .:.:. .:.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

" La NoChE De LoS LaPiCeS "

LA CRUELDAD NO TENÍA LÍMITES EN AQUELLA ARGENTINA OCUPADA DE 1976 Y ESTO ESTABA LEJOS DE SER UN DEFECTO PARA LOS USURPADORES DEL PODER Y SUS SOCIOS CIVILES.
La crueldad no tenía límites en aquella Argentina ocupada de 1976 y esto estaba lejos de ser un defecto para los usurpadores del poder y sus socios civiles. Era para ellos una de sus virtudes, aquella decisión "inclaudicable" de reorganizarnos, de llevarnos por la "senda de grandeza", aquellos "objetivos sin plazos", aquel "marchemos hacia las fronteras", "el tiempo y esfuerzo, esenciales para cualquier logro", el "achicar el Estado es agrandar la Nación" y todo esa palabrería hueca que escondía el vaciamiento del país y la peor matanza de la historia argentina.Aquella matanza que contó con el aval explícito del Departamento de Estado de los Estados Unidos, como lo recordaba el ex embajador en nuestro país Robert Hill: "Cuando Henry Kissinger llegó a la Conferencia de Ejércitos Americanos de Santiago de Chile, los generales argentinos estaban nerviosos ante la posibilidad de que los Estados Unidos les llamaran la atención sobre la situación de los derechos humanos. Pero Kissinger se limitó a decirle al (canciller de la dictadura) almirante Guzzetti que el régimen debía resolver el problema antes de que el Congreso norteamericano reanudara sus sesiones en 1977. A buen entendedor, pocas palabras. El secretario de Estado Kissinger les dio luz verde para que continuaran con su 'guerra sucia'. En el lapso de tres semanas empezó una ola de ejecuciones en masa. Centenares de detenidos fueron asesinados. Para fin del año 1976 había millares de muertos y desaparecidos más. Los militares ya no darían marcha atrás. Tenían las manos demasiado empapadas de sangre"(1).El general-presidente Videla quiso convertir aquella masacre en una incógnita declarando que el desaparecido "no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido". La elección de la palabra no es aleatoria, es perversa en boca del verdugo, de quien no tenía ninguna duda sobre el destino de los prisioneros políticos y exhibía en público el terrible método elegido para atormentar aún más a los familiares, crear la incógnita sobre el destino de su ser querido.Aquel desconocimiento era parcial porque el horizonte del grupo familiar que sufría la pérdida era dramático y no era tan incógnito el destino sufrido por la víctima como conocer el lugar de detención y poder saber si seguía con vida. Sobre el resto no había incógnitas, había certezas, dolor, soledad y búsqueda incesante. En aquel panorama la represión en los colegios secundarios fue muy dura, y apuntó a terminar con el alto nivel de participación política de los jóvenes en los centros de estudiantes y en las agrupaciones políticas. Las invitaciones a vigilar y castigar pasaban de la conferencia de prensa a la sala de torturas y a la muerte.Muchos colegios secundarios del país tienen hoy placas conmemorativas de sus alumnos desaparecidos. El hecho emblemático, "didáctico" de aquel terrorismo de Estado fue el que pasó a la historia como "la noche de los lápices", aquella noche del 16 de septiembre de 1976 -21 aniversario del derrocamiento del primer peronismo por la autodenominada Revolución Libertadora- en la que fue secuestrado un grupo de jóvenes militantes secundarios de la ciudad de La Plata y alrededores.La que había sido la ciudad Eva Perón era ahora el reino del general Ibérico Saint Jean, autor "literario" de la inolvidable frase: "Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, luego a los indiferentes y por último a los tímidos". En la corte de Saint Jean había personajes de la talla del general Ramón Camps y su mano derecha- curiosidades de la literalidad- el comisario Miguel Etchecolatz. Fueron ellos los responsables directos del secuestro, tortura y muerte de estos jóvenes, para los que nadie reclama inocencia según los parámetros de una dictadura culpable por naturaleza y que salen honrados de la vergonzosa afirmación que aún hoy, a veinticinco años de recuperada la democracia, campea por estas tierras, ese "algo habrán hecho" que tanto daño hizo y hace.Claro que hicieron algo, mucho. La mayoría de ellos provenían de hogares de clase media, no tenían problema en pagar el boleto de colectivo, pero sabían que había muchos de sus compañeros que no, que ya a esa corta edad tenían antigüedad en sus trabajos y que había que conseguir el boleto estudiantil para todos. Comenzaron a organizarse en cada colegio y del colegio al barrio y de ahí a la zona y nació así la Coordinadora de Estudiantes Secundarios que nucleaba a miles de ellos de todos lados y logró arrancarle al gobierno de Isabel aquel derecho. Fueron días de festejo acotado, corrido por gases y vigilado de cerca por la Triple A. Producido el golpe, la estrategia fue suspender en agosto de 1976 la vigencia del boleto estudiantil y esperar la protesta y que los estudiantes volvieran a luchar por lo que les correspondía. Las razzias duraron dos meses y el pico de detenciones se produjo aquella noche de septiembre.Recuerda Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes de aquel horror que: "hay un documento de la Jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que se llama específicamente La Noche de los Lápices. Ese documento, firmado por un comisario mayor Fernández, en ese momento asesor del Consejo del general Camps y Etchecolatz, hablaba de que luego de desarticulados política e ideológicamente los sectores "subversivos" como universitarios, barriales, trabajadores, la piedra angular eran los "potenciales subversivos", que eran los estudiantes secundarios que eran líderes en sus escuelas. Ellos hablaban de "semillero", de "potenciales subversivos"(2).Los jóvenes secuestrados en aquella "Noche de los lápices" fueron arrancados de sus casas en la madrugada y llevados inicialmente a la "División cuatrerismo" de la policía bonaerense, donde funcionaba el centro clandestino de detención conocido como "Arana". De allí pasaron a la "División de Investigaciones de Banfield", tristemente célebre como el "Pozo de Banfield".Allí conocieron el horror en toda su expresión: "Nosotros, en el Pozo de Banfield, éramos adolescentes que teníamos a nuestro cuidado mujeres embarazadas. En el período en que nosotros estuvimos, desde septiembre a diciembre de 1976, fuimos testigos de tres partos. A nosotros, que teníamos entre 15 y 17 años, nos ponían en un calabozo con una compañera embarazada a punto de dar a luz y cuando ellas empezaban con trabajo de parto teníamos que golpear fuertemente la celda. Estábamos en el tercer piso y hoy se sabe que en el segundo piso de donde estábamos nosotros estaba la sala de parto del médico (Jorge) Bergés. Tuvimos tres situaciones de ésas. Golpeábamos la celda, las venían a buscar y después escuchábamos el llanto del bebé. Nosotros, tanto los adolescentes que estábamos en el traslado final como las mujeres embarazadas, a las que el único cuidado apuntaba a lo que tenían dentro de la pancita, éramos residuos. Como tales éramos mantenidos. No teníamos un destino presupuesto".Allí padecieron la tortura, simulacros de fusilamiento y el vano intento de imponerles otra mentalidad, la forma correcta de "procesar" aquel país y aceptarlo tal cual era en 1976, un país atendido por sus dueños. Tuvieron sus cuerpos pero no su obediencia. Como dicen las pancartas de los estudiantes de hoy, del 2008, aquellos lápices siguen escribiendo.
* (1)Declaraciones de Robert Hill, embajador norteamericano en la Argentina durante la primera etapa de la dictadura militar, en El Periodista, Buenos Aires, 23 de octubre de 1987.
* (2)Reportaje a Pablo Díaz, en Felipe Pigna, "Lo pasado pensado", Buenos Aires, Planeta, 2005.

... PoR FeLiPe PiGnA ...

viernes, 11 de septiembre de 2009

" DiA DeL MaEsTrO "

El 11 de septiembre de 1888 moría en Paraguay Domingo Faustino Sarmiento. En su honor, en esta fecha se conmemora el día del maestro. Para recordarlo hemos elegido un fragmento del libro Manual de zonceras argentinas, de Arturo Jauretche, donde reflexiona sobre su condición de alumno modelo y su asistencia perfecta a la escuela.
" El niño que no faltó nunca a la escuela "
La imagen del niñito Domingo Faustino Sarmiento que usted lleva metida adentro, es la de una especie de Pulgarcito con cara de hombre, calzado con grandes botas y cubierto con un enorme paraguas, marchando cargado de libros bajo una lluvia torrencial. (Los niños sanjuaninos son los únicos a quienes esta imagen no impresiona, pues saben que jamás llueve en San Juan durante “el período lectivo” como dice la prestigiosa “docente” doña Italia Migliavacca. Más bien a San Juan le da por los temblores y los terremotos).

¿A quién no le han machacado en la edad escolar cuando uno prefería quedarse en la cocina junto a las tortas y al maíz frito en los días lluviosos, conque Sarmiento nunca faltó a clase así lloviera, nevara o se desataran huracanes?

Lo dice el mismo niño modelo en Recuerdos de Provincia: “Desde 1816, fecha en que ingresé en la escuela de primeras letras, la Escuela de la Patria, a la edad de cinco años, asistí a ella durante nueve regularmente, sin una falta”.

Esta es una de las virtudes del niño modelo que más ha torturado a la infancia argentina hasta la aparición de la nueva ola de niños malos (“revisionistas”). “¡Nueve años sin una falta a la escuela de primeras letras!”, comentan estos malvados. Y agregan ante el contrito magisterio: “¡Flor de burro el tal niño modelo para pasarse nueve años aprendiendo las primeras letras! ¡Y después lo critican a uno si repite el grado!”.

Conviene poner las cosas en su lugar.

El mismo niño modelo nos dice que en 1821, a los seis años de su ingreso en la escuela de primeras letras fue llevado al Seminario de Loreto de Córdoba, con lo que los nueve años de asistencia perfecta que nos cuenta quedarían reducidos a seis.

¿Volvió el niñito modelo a la escuela primaria por tres años después del rechazo en el Seminario?
Es indiscutible que una asistencia escolar perfecta de seis años a la escuela de primeras letras es una dosis excesiva hasta para un niñito un poco tarado. Mucho más si se trata de nueve. Y Sarmiento era un niño precoz. También lo dice en Recuerdos de Provincia cuando relata que ingresó a la escuela a los cinco años “sabiendo leer de corrido, en voz alta, con las entonaciones que sólo la completa inteligencia del asunto puede dar”.

Con esto se derrumba la leyenda de los nueve años de asistencia perfecta, pero también la pretensión vengativa de los niños malos (revisionistas) que sostienen que era un burro. Ni un burro ni asistencia perfecta. Un niño cualunque; pero más bien aventajado, pues siempre fue el primero de la clase.

Don Leonardo Castellani, que es fraile y conoce mucho a los chicos, dice que “el chico que nunca se hizo la rabona es sospechoso”. En general todos los chicos afirman, como Dominguito, que nunca “se la hicieron”, pero conviene desconfiar.

(Zoncera N ° 17 del libro "Manual de zonceras argentinas" de Arturo Jauretche.)

* Fuente : http://www.elhistoriador.com.ar/

miércoles, 9 de septiembre de 2009

" A 27 AñOs DeL MaDrYnAzO "

Existen días en la vida de los pueblos y las personas que los habitan que pasan inadvertidos, días que nacen y mueren sin mayor reconocimiento. Pero ese no fue el destino del 10 de septiembre de 1984, porque quedó marcado en el calendario como el día del Madrynazo. Tan sólo dos años habían pasado del retorno de los soldados argentinos de la Guerra de Malvinas, y esas imágenes y sentimientos de dolor seguían vivos en la memoria y el corazón de los madrynenses. Quizás, los recuerdos de los jóvenes que lucharon en las Islas hicieron que hace 23 años Madryn echara a través de una manifestación popular a parte de la flota estadounidense del Muelle Storni, en un intento por reivindicar y reconocer a quienes defendieron la soberanía de nuestro país. Las heridas abiertas de la guerra, convocaron a hombres, mujeres y niños que, sin más armas que banderas argentinas y pancartas, e impulsados por una unión sincera, lograron que las naves "yankees" huyeran del muelle ...
* LA PUEBLADA :
El 10 de septiembre de 1984, después de participar de un operativo Unitas, que reunía a las flotas estadounidenses y sudamericanas en maniobras de guerra, la flota de EE.UU. llegó al Muelle Storni, en el cual todavía persistía la desolación que, dos años antes, habían dejado los soldados argentinos que defendieron la soberanía en las Islas Malvinas, cuando desembarcaron casi en secreto y ocultos por el gobierno, luego de luchar en una guerra dolorosa ...

... Ante el arribo de los "yankees", el pueblo madrynense, que aún conservaba las heridas de una guerra que en la Patagonia había calado hondo, se movilizó espontáneamente, salió de sus casas para congregarse en la Plaza San Martín y desde allí, entonando el Himno Nacional Argentino peregrinó por las calles de la ciudad hacia el Muelle Storni. Los manifestantes, envalentados con pancartas que rezaban: "yankees go home" y banderas argentinas, marcharon por miles cantando "pueblo, coraje, al yankee dale raje" con una única misión, repudiar a las naves estadounidenses y echarlas del muelle. Daniel Arripe, que en ese momento era Jefe de Informativo de LU 17 y reportero de DIARIO EL CHUBUT, recuerda que: "el Madrynazo comenzó a gestarse a raíz de las informaciones que aparecieron en los medios diez o quince días antes, en las cuales se expresaba que naves de la flota estadounidense, se encontraban en la zona y habían solicitado autorización para ingresar a Puerto Madryn a reabastecerse de combustible". Arripe relata que ese fue el puntapié inicial para organizar la movilización, "empezaron a celebrarse reuniones en el Gimnasio Municipal, en las que convergían entidades intermedias y vecinos, algunos de los cuales tenían militancia política, y ya se comenzaban a ver los primeros carteles que decían Fuera a los yankees" ...

... En poco tiempo, una gran cantidad de personas del pueblo -que en ese momento apenas superaba los 20 mil habitantes-, se organizaron para mandar a los yankees de "regreso a casa". Cuentan los protagonistas que, en las vísperas de la llegada a la costa madrynense de la flota norteamericana, el 8 de septiembre, se conformó una Comisión Multisectorial, para impedir que las naves atracaran en el muelle Almirante Storni, esta comisión fue avalada por el concejo Deliberante, que declaró personas no gratas a los tripulantes de la flota norteamericana. "En lo que fue quizás un coletazo de la Guerra de Malvinas -describe Arripe-, cuando estaba confirmada la autorización para el ingreso de la flota, se organizó el repudio y el día que la nave entraba por el Golfo, en horas de la tarde, toda la comunidad comenzó a reunirse en la Plaza San Martín con pancartas y carteles, para luego transitar por las calles Mitre, Mosconi y Domecq García hasta el puerto", relata el periodista. "Cuando los manifestantes llegaron a la entrada del Muelle Storni, Prefectura había apostado a sus efectivos en un cordón humano para impedir el ingreso de la gente, pero la muchedumbre, que posiblemente alcanzaba las 1.500 personas sobrepasó la cantidad de efectivos y pudo ingresar al Muelle" ...
... Arripe cuenta que: "una vez allí, la gente corrió hasta el sitio sur, donde pretendía amarrar la nave y con aerosoles pintaron "Yankees go home", empezaron a entonar el Himno Nacional Argentino y hasta algunos pretendieron abordar el barco. Cuando los norteamericanos vieron que la marea humana era incontenible, a toda máquina iniciaron la marcha hacia popa y en un segundo estaban a más de 200 metros del muelle. Después de huir, recalaron en la zona de Bahía Cracker donde fondearon la nave". Para quienes vivieron la pueblada histórica, el "Madrynazo" tuvo varios significados, todos relacionados con Malvinas e incentivados por el recuerdo de una guerra que aún latía con fuerza en el sentir madrynense, donde se acompañó intensamente a los soldados que lucharon por defender la soberanía de un territorio que nos pertenece desde siempre. El 10 de septiembre de 1984, el pueblo de Madryn repudió a Estados Unidos, por haber ayudado a Inglaterra en la Guerra de Malvinas, quizás en los corazones de aquellos que participaron de la pueblada, la huida de la flota yankee del Muelle Almirante Storni, representó al menos una pequeña victoria, aquella que no pudo ser en las Islas.